Publicado por Juan Manuel Clavijo 4ºA 12-1-2015
Muchos
ríos y embalses de Andalucía están habitados por peces gigantes, y
es en la última década y media cuando la pesca deportiva ha tomado
conciencia de su existencia. Sólo la sofisticada y noble técnica
del carpfishing, importada de Inglaterra y el entorno europeo, ha
sido capaz de hacer aflorar semejante fauna de nuestras masas
fluviales.
Quince
años atrás, el pescador andaluz aún creía que debía enfilar la
carretera de Extremadura y lanzar sus artes a fondo –con cebos de
habas cocidas, mayormente al mítico embalse de Orellana, para sentir
en la puntera de la caña el tremendo empuje de una carpa de más de
10 kgs. Pero la aparición de la Peña El Carpón, sociedad
especializada en esta técnica, bautizada popularmente con el nombre
del cebo en el que se sustenta, el boilie, contribuyó a abrir una
ventana de par en par a las profundidades de nuestros embalses.
Tras
ellos, son muchos los aficionados sureños que han incluido en su
equipamiento los populares montajes de anzuelos tipo hair
–pelo– para ir a capturar, fotografiar y, posteriormente,
devolver al agua los más grandes y hermosos ejemplares de carpas
comunes, carpas royales y barbos que habitan las aguas fluviales
andaluzas. Bellísimos animales, siempre resabiados y desconfiados,
que sucumben a las tentaciones del exquisito boilie. Porque Andalucía
es el auténtico santuario nacional de los ciprínidos gigantes. Sólo
hay que saber buscarlos.